martes, 8 de marzo de 2011

Sarah Valentine

Un día te fuiste y nunca más regresaste, lo presentia desde que te vi pensando en algo más que la película que estábamos viendo aquel día, pensé que solamente te aburría pero me asegure de lo primero cuando no reaccionaste cuando mi mano exploradora profanó la tela de tú blusa en plena oscuridad cinematica.
Lloré los primeros tres días. Al cuarto no te recordé, pensé que tú querías que fuera así, que yo no pensara en que lo habías para verme desangrar sino que lo hacías porque era mil y un veces mejor despedirnos cuando todo era color de rosa, "ferpecto" como acostumbrabar a decir, que era mejor recordarte con buenos ojos antes de recordarte con la sangre hirviendo y rabia brotando de mis poros, luego de ver como nuestra relación, de a poco con poco, iba perdiendo color. Cuando me recuperé tampoco quise desechar ninguna de tus cosas, quería recordar que eras más que una ilusión creada por mi cerebro en un momento de soledad desesperada. No, quería que tú fueras real, tan real como la caricias que me dabas y las palabras que dejabas a medio salir. Nunca pretendi pensar algo mal de ti, quizás de mi pero nunca de ti, aunque reconozco que todo yo era producto de toda tú.
Pisaste fuerte, dejaste huella Sarah Valentine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario